Una de las principales funciones de los museos, sino la principal, radica en conservar sus colecciones. Las medidas de protección que -en un sentido amplio- se deben acometer en estas instituciones interesan, por un lado, a la climatización (humedad, temperatura e iluminación); y, por otro, a la protección frente a robos, incendios u otros riesgos.

Constituido en la década de los setenta y reconocido en 1992, como es sabido, el Museo Escolar de Pusol se encuentra inmerso en la actualidad en un proceso de cambio. La inminente (y esperada) puesta en marcha de una fundación que, en lo sucesivo, se encargue del funcionamiento del proyecto educativo-museístico, está impulsando una serie de actuaciones a realizar. Entre otros objetivos marcados para los próximos años, se encuentran los relacionados con la conservación de los fondos, a partir de cuya seguridad gira el resto de actividades del museo, de todos los museos.

Al tratarse de un museo escolar y de un ejemplar modelo de museo comunitario, su propio funcionamiento, abierto y participativo para con la sociedad, exige instaurar una serie de medidas que, reforzando la presencia del museo en el seno de la comunidad, no supongan un riesgo para la integridad de sus fondos. En próximas fechas os iremos informando de nuevos proyectos e iniciativas en este sentido.

Gracias al generoso patrocinio de la Fundación Juan Perán-Pikolinos, con quien hoy se ha firmado un convenio de colaboración, el Museo Escolar de Pusol va a implementar un conjunto de acciones encaminadas a mejorar sus condiciones de seguridad. Desde el Proyecto Pusol agradecemos a la Fundación Juan Perán-Pikolinos su compromiso con la cultura y su desinteresada colaboración en todas aquellas iniciativas que redunden en beneficio de la sociedad.

Autor: Rafa Martínez, director de la Fundación Proyecto Pusol.